NOTICIAS DE MEDIOS SOCIALES
Fátima Gálvez y Alberto Fernández logran en tiro olímpico el primer oro para España
Fátima Gálvez y Alberto Fernández han conseguido la primera medalla de oro para España en los Juegos de Tokio, en el tiro olímpico, metal que se une a las platas de Adriana Cerezo en taekwondo y Maialen Chourraut en aguas bravas, y al bronce de David Valero en ciclismo de montaña.“Ya puedes encargar el chuletón”, le dice el tirador Alberto Fernández a Alejandro Blanco, presidente del COE, que aplaza la visita a los medios de comunicación españoles en el Media Press Center que estaba anunciada para las 12.00, hora de Japón, y llega corriendo para ver la última tanda de disparos de la eliminatoria del trap mixto (tiro olímpico mixto). Huele a pólvora y suena la bocina en el puesto de tiro (hay tres) contiguo que señala cuándo hay un fallo. Apenas las han escuchado Fernández y Fátima Gálvez, que de 150 disparos han fallado sólo dos, los mismos que la pareja de San Marino: 148, récord olímpico en una ronda de clasificación. Acaban justo de clasificarse para la final por el oro y la plata. Recorren el paseíto que les lleva a la salida como si estuvieran saliendo de Misa, con una tranquilidad pasmosa y no como si hubiesen estado disputando el acceso a las finales durante tres horas bajo un calor infernal que abrasa ordenadores y aparatos de retransmisión de las radios. Son 36 grados y un 66% de humedad.La medalla está asegurada y Fernández lo celebra a lo Cristiano Ronaldo con un siuuuuuuuuu que retumba en la caseta de descanso que tienen montada los tiradores cerca del campo de tiro. “¡Ahora a pelear por el oro y a disfrutarlo!”, dice poniendo un brazo encima del hombro de su compañera Gálvez, que se pregunta cómo pudo errar los dos platos que falló en las eliminatorias. “Yo creo que salió tarde”, le dice Alberto. Cuando terminan la final eso ya ha dejado de importar: parten desde cero. Y son oro. La plata es para la pareja de San Marino formada por Alessandra Perilli y Gian Marco Berti. Es la primera medalla española en el trap mixto que se estrena en estos Juegos y en los que se han enfrentado 16 parejas en cuatro grupos de tres y en dos de dos. El bronce fue para los estadounidenses Ann Bernau y Brian Burrows.Más informaciónEl sol pega, inclemente, a las nueve de la mañana en el campo de tiro de Asaka, a 40 kilómetros al norte de Tokio. Es como estar bajo una solana en pleno campo sin un solo árbol ni soplo de aire a las tres de la tarde. Caen gotas enormes de sudor en la cara de Fátima Gálvez y Alberto Fernández y el chaleco de competición que llevan puesto da aún más calor con solo mirarlo. Se les cae el sudor en la frente y resulta imposible imaginar cómo pueden concentrarse y mantenerse lúcidos para disparar y romper los platos naranjas que salen disparados a una media de 100 kilómetros por hora. Las máquinas que los lanzan están a 15 metros del foso. Enfrente tiene una enorme lona verde para distinguirlos mejor: los platos son de brea y carbonato y tienen 110 milímetros de diámetro y 25 de altura. Cuando aparecen en su campo de visión, los ojos de los tiradores españoles los ven como los comunes mortales estuviéramos viendo una aspirina a un metro de distancia.Al final de cada tanda Gálvez y Fernández recorren un pequeño pasillo que bordea el campo de tiro y se refugian en una salita contigua junto a los demás tiradores. Allí se hidratan, toman aire y vuelven a respirar. Allí esperan la siguiente ronda. La primera empezó a las 9 (de madrugada en España), la segunda a las 10.35; la tercera a las 11.45. Gálvez, 34 años y terceros Juegos y Fernández, 38 años y cuarta presencia olímpica, se quedaron fuera de las finales del trap individual este jueves. Cuando el comité organizador anunció que habría trap mixto en los Juegos, celebraron ambos el poder tener una segunda oportunidad y no tener que jugárselo todo en la competición individual.Jornadas interminablesLas jornadas de tiro son interminables: los deportistas empiezan la competición a las 9: su despertador suena a las 5:30 y cuando suena saben que tienen que ser capaces de mantener la concentración durante horas y horas. Porque el pulso, la mano que acaricia el arma, no puede temblar. Tiene que ser un agarre delicado para que el disparo que abate el plato no salga de forma brusca. Así lo contaba Fátima a este periódico en una competición en Mollet del Vallés el pasado mes de abril: “Tres horas y media antes de las eliminatorias tenemos que estar en pie para activarnos. Llegamos al campo de tiro, organizamos las escopetas, el equipo, las gafas. Calentamos. Vemos los platos, cómo está el clima. Nos preparamos para entrar a la cancha. Entre serie y serie, en los tiempos de espera intentamos estar concentrados, con nuestra música y, sobre todo, no cansarnos”. No contaban, eso sí, con el calor infernal de Tokio. Así lo decía Fernández: “Nosotros nunca tiramos en España con esa humedad y ese clima. Será improvisación pura y dura”Lo que no se improvisa nunca es la meticulosa preparación que se hace para entrenar los reflejos, fundamentales para el tiro olímpico porque los platos salen de forma aleatoria y nunca se sabe si entran por la derecha, por el medio o por la izquierda. Fátima y Alberto cuentan que, además de entrenar en condiciones de poca luz –atardecer, por ejemplo- tienen ejercicios de acción-reacción para desarrollar la velocidad mental. En ordenador -desde memorizar números a buscar luces en la pantalla- pero también en el salón de casa con pelotas de tenis. De espalda a la pared se giran sin saber de dónde viene la bola y la tienen que coger. “El entrenamiento cognitivo es muy importante porque estimula la mente y te activa la parte del cerebro que no usamos”, explica Alberto.En el trap mixto, las parejas salen juntas y van disparando uno detrás de otro. Se suman los platos de unos y otros. El silencio después de cada disparo es el mismo que en competición individual, no hay intercambio de palabras durante las tandas, ni cualquier pequeño gesto que pueda sacarlos de su concentración. Se sufre mutuamente, sí, pero la preparación se hace de forma individual. “Porque es un deporte completamente individual y cada tirador tienes sus necesidades. Por mucho que quede con Alberto para hacer concentraciones, yo tengo que seguir trabajando para mejorar mi técnica, mi disparo, mi concentración para repercutir lo menos posible en el resultado final. Es mucho más importante el trabajo individual que hacemos cada uno en nuestra casa. Son características de tiro diferente, además, porque él entrena un volumen de tiro que yo no hago por diferencias físicas”, explica Fátima.Suscríbete aquí a nuestra newsletter especial sobre los Juegos de Tokio
Source link