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La abadía del Valle de los Caídos devuelve a la Biblioteca Nacional 477 libros retirados durante la dictadura

La abadía del Valle de los Caídos devuelve a la Biblioteca Nacional 477 libros retirados durante la dictadura

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La abadía del Valle de los Caídos devuelve a la Biblioteca Nacional 477 libros retirados durante la dictadura

Primer de tomo de la obra ‘In sacram Iudith historiam commentarius litteralis & moralis. Lugduni: sumptibus Laurentii Anisson’, de 1663, uno de los cinco ejemplares únicos que el Valle de los Caídos ha devuelto a la Biblioteca Nacional.David G. FolgueirasEn octubre de 2017, un investigador de la Comunidad de Madrid entró en la abadía del Valle de los Caídos. Tenía por delante la ingente tarea de inventariar y clasificar distintas bibliotecas eclesiásticas, cuya descripción y localización se volcaría después en el Catálogo Colectivo del Patrimonio Bibliográfico Español, dependiente del Ministerio de Cultura. Terminado el encargo, el archivero comenzó a trabajar para la Biblioteca Nacional de España (BNE) donde le resultó familiar el sello de algunos libros. Había visto aquella misma marca del Monasterio de Uclés (Cuenca) en la abadía de Cuelgamuros. Así dio comienzo una investigación interna hasta dar con el acta del traslado al Valle. Fechado a 14 de abril de 1961, el documento dejaba constancia de la entrega por parte de la biblioteca de 963 ejemplares de los siglos XVI al XIX, si bien el listado que lo acompañaba solo nombra 494, retornados ahora a excepción de 34 faltas. Se desconoce la razón de esta disparidad de cifras.Más informaciónEl valor total de los volúmenes recuperados asciende a 400.000 euros, según cálculos de la BNE. El proceso contó con el apoyo de Patrimonio Nacional y culminó el pasado viernes tras una rigurosa investigación iniciada hace dos años, cuando se emprendió la revisión del listado original, afectado por “numerosas imprecisiones descriptivas y varias omisiones”, como explica Isabel Ruiz de Elvira, directora del departamento de Manuscritos, Incunables y Raros. En abril cotejaron aquel documento Fátima Ballesta, jefa del Servicio de Publicaciones; Adelaida Caro, jefa del Servicio de Reserva Impresa, y la propia Ruiz de Elvira, quienes visitaron a los benedictinos hasta en seis ocasiones. La primera de esas largas jornadas, gracias a las cuales se detectaron 14 volúmenes ausentes en el informe de 1961, resultó fallida. El abad bibliotecario encontraba impropio el acceso de tres mujeres a una zona de clausura y consultó al superior, que finalmente dio su aprobación.Isabel Ruiz de Elvira, directora del departamento de Manuscritos, Incunables y Raros de la Biblioteca Nacional, junto a varios ejemplares que ha devuelto la abadía del Valle de los Caídos.David G. FolgueirasLa firma del acuerdo se produjo el miércoles en la Biblioteca Nacional, cinco días después de la restitución. El prior Santiago Cantera declaró esa tarde a EL PAÍS, a su regreso a Cuelgamuros, que “la relación entre ambas instituciones ha sido muy correcta, en todo momento de colaboración y ayuda”. Ningún responsable de la orden ha facilitado más información a pesar de los reiterados intentos realizados por este diario en las últimas semanas. Aunque Cabrera declinó aclarar la causa del depósito efectuado en 1961, Ruiz de Elvira apunta razones históricas: “Toda abadía debía tener un fondo bibliográfico, por lo que se recogieron donaciones de particulares religiosos, conventos y otras instituciones benedictinas”. La dirección de la BNE estaba vacante en la época del traslado. Cesáreo Goicoechea Romano fue destituido el 10 de noviembre de 1960 y Miguel Bordonau no se incorporó hasta el 30 de noviembre de 1961. Fue el subdirector José López del Toro quien autorizó la entrega, aunque se desconoce el origen de tal orden.Entonces administraba la abadía el fundador de la misma, Fray Justo Pérez de Urbel, investido en presencia del dictador, a quien asesoraba como miembro del Consejo Nacional del Movimiento. Además, el benedictino compaginó su priorato con un privilegiado asiento en las cortes franquistas. “No hemos podido averiguar si la decisión fue suya, aunque sí tenía la influencia necesaria para ello”, apunta Ruiz de Elvira. La investigadora recuerda que la devolución a la Biblioteca Nacional pudo completarse porque nunca hubo una escritura legal del traslado. La palabra “donativo” solo se cita en la tarjeta de agradecimiento que los monjes dedicaron al secretario de la BNE. La Abogacía General del Estado determinó en un informe que “se trata de bienes del Patrimonio Histórico Español y son bienes de dominio público, inalienables, por lo que su depósito en el Valle de los Caídos solo pudo haberse hecho en concepto de préstamo o comodato”.’Resumen historial de las grandezas y antigüedades de la Ciudad de Gerona’. Impreso en Barcelona en 1678, escrito por Roig I Salpí y Joan Gaspa, es uno de los ejemplares que la abadía del Valle de los Caídos ha devuelto a la Biblioteca Nacional.David G. FolgueirasEl título devuelto más antiguo es una edición de Plutarco de 1535, seguido de las obras de Platón en una edición de Marsilio Ficino, publicadas en Lyon en 1567 por Antoine Vincent. La mayor parte de los libros corresponden a temas religiosos, incluyendo sermones, vidas de santos, obras de teología y moral, derecho canónico, historia eclesiástica, biblias y doctrinarios de órdenes religiosas o militares. Les siguen las obras historiográficas, ensayos de derecho, filosofía, clásicos grecolatinos, geografía, medicina y matemáticas. El tipo de referencias más curiosas proceden de varias colecciones privadas que engrosan los fondos de la Biblioteca Nacional desde el siglo XIX, como la del jurista Fernando José de Velasco y Ceballos ―miembro honorario de la Real Academia Española― o el legado del historiador Pascual de Gayangos, así como los archivos del coleccionista de arte Valentín Cardedera. Se trata de ensayo económico y comercial, manuales de ingeniería, numismática, música pautada y también astrologíaTambién pueden destacarse ejemplares con encuadernaciones singulares, especialmente en el caso de ediciones de los siglos XVI y XVII: renacentistas, en piel sobre tabla, en piel gofrada con hierros dorados, con supralibros, procedentes de la biblioteca del Duque de Uceda, etc. Existe una gran cantidad de ejemplares procedentes de fondos conventuales, principalmente madrileñas y algunas de ellas ingresadas en la Biblioteca Nacional durante las sucesivas desamortizaciones. De entre estas destacan varias obras sobre demonología, rama teológica encargada del estudio de las distintas formas que adquiere el maligno. Los investigadores han identificado un total de 20 obras de los siglos XVI y XVII que cuentan con marcas de expurgo o están incluidas en alguno de los cuatro índices posteriores sobre ejemplares prohibidos.


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