Connect with us
img

Hot News in World

Obsesión por el crecimiento | El Informador :: Noticias de Jalisco, México, Deportes & Entretenimiento

Tapatío

ÚLTIMAS NOTICIAS FINANCIERAS

Obsesión por el crecimiento | El Informador :: Noticias de Jalisco, México, Deportes & Entretenimiento

[ad_1]

A veces, la diferencia entre un 0.1 y un -0.1 puede ser del tamaño de un océano. Sobre todo en la opinión pública. Las cifras sobre crecimiento económico publicadas por el INEGI confirmaron que la economía mexicana se encuentra estancada, deambulando en torno al cero, pero alejó los fantasmas de la recesión. Los adversarios del Presidente, Andrés Manuel López Obrador, esperaban una cifra negativa para decretar que México caminaba hacia el abismo, y los partidarios del mandatario anhelaban una cifra arriba de cero para utilizarla como arma arrojadiza contra esa comentocracia que desea el fracaso del proyecto presidencial. Más política que economía, sin duda.

En México tenemos un sufrido desamor con las cifras de crecimiento económico. Luego de los años que se extendieron de los sexenios de Miguel Alemán y Adolfo Ruiz Cortines a Gustavo Díaz Ordaz (1950-1970), en donde la economía mexicana creció 6.8% en el contexto del llamado desarrollo estabilizador, México no ha salido de lo que el economista Raúl Feliz llama “el maldito 2%”. Entró México, desde el inicio del periodo neoliberal en los ochenta, en la famosa “trampa de los países de ingresos medios” en donde se vuelve muy complejo superar dinámicas estructurales que impiden altas tasas de crecimiento. Y en el caso mexicano, las asimetrías estatales tumban aún más el promedio nacional; por ejemplo, en este segundo trimestre de 2019, Sinaloa creció al 6.1%, mientras que Tabasco tuvo una contracción de casi el 11 por ciento de su Producto Interno Bruto.

La obsesión por el crecimiento económico (por alcanzar el 4, 5, 6%) tiene décadas. Los distintos presidentes ponen el éxito o el fracaso de su agenda económica en manos de este indicador, y el tipo de cambio. Es el resabio de las crisis de la deuda en 1982 y 1994. Lo extraño es que un Presidente que se califica como posneoliberal tenga esa manía con medir el éxito de su gestión por el crecimiento económico. Es decir, qué tan grande es el pastel y no qué tan justo se reparten las rebanadas. Hizo del 4%, duplicar el promedio de los últimos cuatro sexenios, su gran promesa en materia económica. No obstante, ¿es el indicador que debe obsesionarnos como país? ¿Crecer el pastel resuelve nuestros problemas de pobreza, desigualdad, exclusión, precariedad? ¿Qué ha pasado con el poco crecimiento que ha tenido la economía nacional desde 1982? ¿En cuántas manos se ha quedado?

La mexicana es una economía potente. Es la quinceava potencia del mundo. Para decirlo claramente, sólo 14 estados en el orbe tienen una economía más grande que la mexicana. En el sexenio de Enrique Peña Nieto, la economía creció en promedio 2.4%, sin embargo el PIB per cápita se desplomó 10%. Es decir, la población creció con mucha mayor velocidad que el moderado crecimiento económico. Y, a pesar de crecer, las desigualdades continúan ensanchándose. De acuerdo a la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares, el 10% más rico del país tiene ingresos que son 18 veces mayores que los más pobres.

En rango de edades, y entre géneros, podemos también visualizar unas brechas que son intolerables. Las y los jóvenes se encuentran en precariedad absoluta: una mujer de entre 20 y 29 años tienen un ingreso promedio mensual que no llega ni a los cinco mil pesos. Y esa misma mujer joven recibe un salario que es 32% menor que un hombre de la misma edad. Lo mismo entre nuestros adultos mayores que deben sortear la vida con un ingresos de 5 mil 500 pesos al mes, y en este segmento de la población -mayores de 60 años- la brecha entre hombres y mujeres es del 48%. Muchos adultos mayores están siendo empujados a trabajar como “cerillos” en súper mercados ante la indignidad de su jubilación.

Y la desigualdad entre estados es lastimosa. Mientras en la Ciudad de México, una familia promedio puede gestionar ingresos por hasta 26 mil pesos mensuales, en Chiapas todo el núcleo familiar no alcanza ni los nueve mil. Existen voces que creen que el progreso económico de una familia o de un individuo, salir de la pobreza, es simplemente una cuestión de “echarle ganas”. Una cuestión de voluntad. Pues no, en México quien nace pobre tiene solamente un 2.1% de posibilidad de mejorar su situación económica (en Canadá es 13.5%, por ejemplo). Apellido, cuna, estado, clase, marcan más a una persona que la educación o la voluntad de salir adelante.

En México, 43.6% es pobre, de acuerdo a los datos del Coneval. 53.4 millones de personas, siete veces la población de Jalisco. Una quinta parte tiene rezago educativo y de atención sanitaria. Siete de cada 10 mexicanos no tienen seguridad social y una cuarta parte tiene problemas para comer tres veces al día. En México, estuvo muy de moda hablar del “efecto derrame” de la economía. Es decir, desregula, quita obligaciones a los patrones, facilita el despido y todo ello va a contribuir a que mejoren los ingresos de los más necesitados. Vaya estupidez. Esa obsesión con ampliar el pastel de nuestra economía sin pensar cómo lo distribuimos de mejor manera ha llevado a que los frutos del crecimiento económico queden en muy pocas manos.

Lo dice Gerardo Esquivel, quien ahora es vicegobernador del Banco de México, en el estudio “desigualdad extrema”: Una de las consecuencias más lamentables del patrón de la alta desigualdad y de captura política por parte de las élites en México es que, no sólo nuestro país tiene bajísimas tasas de crecimiento económico, sino que ese poco crecimiento es además excluyente. Veamos un caso: entre 1992 y 2012, el crecimiento del ingreso per cápita en México fue de 26%; en otras palabras, la tasa de crecimiento anual fue de 1.17%. Entre tanto, las tasas de pobreza patrimonial, de capacidades y alimentaria se mantuvieron prácticamente constantes a lo largo de esas dos décadas.

Y así podríamos seguir: Germán Larrea y Carlos Slim poseen la misma cantidad de riqueza que 60 millones de mexicanos. El 1% de los mexicanos, más acaudalados, tiene 40 de cada 100 pesos de riqueza que existen en la economía mexicana. Es cierto, López Obrador es el Presidente que más ha visibilizado la desigualdad, los contubernios, los privilegios, pero sigue atrapado en una obsesión por el crecimiento del PIB.

Siempre es importante que la economía crezca. Es decir, que como país seamos capaces de atraer más inversión, exportar más y que el consumo sea una palanca del desarrollo. No obstante, los grandes problemas nacionales de desigualdad y exclusión no se resuelven con mayor crecimiento, sino con mejor crecimiento. Un Estado que sea capaz de entender que el ensanchamiento del PIB no debe quedar en pocas manos. López Obrador tiene que voltear a ver menos a quien él llama “sus adversarios” y más a ese México que le pidió construir un país más justo para todos.



[ad_2]

Source link

Continue Reading
You may also like...
Click to comment

Leave a Reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

More in ÚLTIMAS NOTICIAS FINANCIERAS

To Top
error: Content is protected !!